Un día alguien vino a casa y quiso ver algo en la tele, creo que era un partido de fútbol. Fuimos a encenderla y nos dimos cuenta de que no funcionaba: la toma de la antena se había estropeado. No teníamos razón para arreglarla así que estuvimos así muchos años.
Hace unos meses decidimos cambiar de tele y nos compramos una de plasma. Al instalarla la conectamos al DVD pero no a la antena. La verdad es que dudamos que la antena de esta casa funcione. De vez en cuando se le cae una pieza. Las vamos encontrando por el jardín.
Nuestra querida hija, que tiene cuatro años y medio, tampoco ve la tele. Bueno, sí la ha visto en otras casas, pero no le llama la atención. Mucha gente me dice que la querrá cuando sea mayor, y si es así, pues adelante, que la vea. Espero que entonces ya tenga el juicio más formado y sea crítica con lo que ponen. Si no, ya estaré yo ahí detrás dándole mi versión de las cosas, como hacía mi madre cuando yo era pequeña.
Pero tampoco tiene que ser así. El año pasado, cuando mi hija entró en educación infantil, la profesora nos dijo que en su clase había cuatro niños en cuyas casa no se veía la tele. Ella misma, nos dijo, no tenía tele en su casa y sus dos hijas se habían criado sin tele. Las dos son ahora adolescentes y siguen sin ver la tele.
Y ojo, no es que estemos en contra de las pantallas. A las tres nos gusta Internet. Yo estoy todo el día de dale que te pego de blog en blog. A mi mujer le gusta escuchar música y ver vídeos. Nuestra querida hija va a menudo a una página de juegos para niños. También vemos muchas películas, dos o tres a la semana, en la "tele" de casa. Y cuando voy a casa de gente que tiene televisión de pago, me encanta el Canal Historia y el Discovery Channel.
No es la tele en sí lo que nos molesta, son los contenidos pésimos de las televisiones en abierto españolas. Le dan una importancia desmesurada a la vida de una serie de personas y al fútbol. Transmiten valores y actitudes extremadamente machistas y violentas. Se recrean en un humor escatológico e infantil. Fomentan el consumismo y la homogenización de las formas de vida.
Queremos rodear a nuestra hija de un imaginario sano y respetuoso, donde todas las personas tengan cabida y valgan igual. Donde se valore ante todo el respeto y la convivencia. Donde las mujeres sean valoradas y respetadas. Donde el humor sea fino e inteligente. Donde la vida privada sea eso, privada. Donde se valore estar contento con lo que se tiene y no se le de una importancia excesiva a los objetos.
Hace años vendía casas en una inmobiliaria y tuve un cliente que al parecer actuaba en una serie española de mucho éxito. Yo no lo conocía, claro. Ir con él por la calle y enseñarle los pisos era un calvario. La gente lo miraba constantemente y se paraban a pedirle autógrafos. La primera vez que pasó yo me extrañé mucho. "No me conoces, ¿verdad?" me dijo. Le confesé que no y le dije que no veía la tele. "Cada vez hay más gente como tú", dijo él.
A ver si es verdad.

PS: He quitado el vídeo porque no se veía.
1 comentario:
Tampoco yo veo tele.. El año pasado mi hijo y yo estabamos en el parque y estaban filmando algo ahí ese día. Como él quería saber que era me acerqué a alguien y le dije: disculpa, que están filmando? Resulta qeu era el actor principal y que era una serie muy muy popular... el tío alucinado de que no lo conocieramos, creo que al final pensó que perteneciamos a alguna secta o religión extraña jajajajajajaja! También yo dejé de verde sin darme cuenta prácticamente.
Un abrazo.
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