lunes, 19 de noviembre de 2007

Respeto

Como dice la canción: "R-E-S-P-E-T-O, es lo único que pedimos".

Ayer me llamó mi padre. Después de hablar un rato me preguntó, con esa voz que tiene a veces y que siempre indica que algo viene detrás:

-¿Alguna novedad? ¿Algo que deberías decirme?

- No, papá, no se me ocurre nada.

-¿Sobre la adopción?

-¿Sobre la adopción? No, a parte de que vienen esta semana a ver la casa, que ya te lo he dicho, nada más.

Entonces lo soltó. Resulta que hace un par de semanas una amiga de mi padre nos hizo una visita bastante de imprevisto . Vio la casa y el jardín, haciendo todos los ruiditos de costumbre en estas situaciones y comparando con las de sus hijos, se tomó un té, charló un rato y se marchó. Al parecer acto seguido llamó a mi padre "alarmadísima por el terrible error que estábamos cometiendo con nuestro proyecto de adopción".

Al parecer esta señora:

1) piensa que adoptar a un niño con una discapacidad es un suicidio.

2) no tiene las narices de decírnoslo a la cara.

3) tiene las narices de recurrir a instancias "superiores", es decir, decírselo a mi padre.

Estoy indignada por esta falta de respeto. Estoy pensando seriamente escribirle una cartita diciéndole:

1) que las que decidimos los niños que tenemos y cómo los tenemos somos nosotras, no mi padre.

2) que somos adultas y nuestras decisiones son dignas de respeto.

3) que se cuestione muy seriamente los prejuicios que tiene sobre las personas con discapacidad, por favor.

Pero, francamente, visto lo visto, no creo que esta señora valga ni el esfuerzo y ni el papel de la cartita.

Al final siempre llego a la misma conclusión. El respeto es aceptar que una forma de vida que NO comprendes tiene tanto valor como la tuya, porque aceptar esto de una forma de vida que sí comprendes no significa ningún esfuerzo.

Pero en última instancia, si ni comprendes ni respetas, te agradezco que tengas la hipocresía de callarte y sonreir.

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