Llevamos casi tres meses esperando.
El otro día mi querida esposa conoció a alguien en su trabajo que había hecho un acogimiento preadoptivo. Acogió a una niña de tres años que luego resultó estar quedándose sorda. Ellos habían hecho un ofrecimiento para un niño o niña sano/a y sin discapacidad. Ahora están felices, claro.
El caso es que entre idoniedad y llamada pasaron seis meses.
Así que si nuestro caso fuera como el de ellos, estaríamos casi a mitad de la espera y nos llamarían hacia octubre.
Pero, claro, cada caso es un mundo. Ya nos advirtiron que podríamos esperar hasta dos años.
Dos años.
Me parece imposible.
Ya sé que no debería compararme con nadie, que no debería pensar en las fechas de nadie, que debería estar tranquila y a lo mío (que bastante tengo) en vez de buscar historias de otra gente que haya acogido.
Pero así es la vida, no lo puedo evitar.
Ya bastante hago con no llamar a dar la lata.
Mi cuñada está embarazada y da a luz en noviembre. No es que tenga una carrera con ella, pero... la llamada antes de noviembre, ¿vale?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario