martes, 24 de junio de 2008

Casi tres meses

Llevamos casi tres meses esperando.

El otro día mi querida esposa conoció a alguien en su trabajo que había hecho un acogimiento preadoptivo. Acogió a una niña de tres años que luego resultó estar quedándose sorda. Ellos habían hecho un ofrecimiento para un niño o niña sano/a y sin discapacidad. Ahora están felices, claro.

El caso es que entre idoniedad y llamada pasaron seis meses.

Así que si nuestro caso fuera como el de ellos, estaríamos casi a mitad de la espera y nos llamarían hacia octubre.

Pero, claro, cada caso es un mundo. Ya nos advirtiron que podríamos esperar hasta dos años.

Dos años.

Me parece imposible.

Ya sé que no debería compararme con nadie, que no debería pensar en las fechas de nadie, que debería estar tranquila y a lo mío (que bastante tengo) en vez de buscar historias de otra gente que haya acogido.

Pero así es la vida, no lo puedo evitar.

Ya bastante hago con no llamar a dar la lata.

Mi cuñada está embarazada y da a luz en noviembre. No es que tenga una carrera con ella, pero... la llamada antes de noviembre, ¿vale?

viernes, 13 de junio de 2008

Esperando

A veces casi se me olvida que estamos esperando un niño o una niña. No hay embarazo, ni papeleo, ni preparación de la habitación ni nada.
Sólo una espera interminable y monótona.
La gente pregunta "¿Cuántos hijos tienes?"
Qué pregunta tan difícil de contestar.
Podría decir, ciñéndome a la "verdad" administrativa, que tengo sólo una hija.
Pero como lesbiana sé que las verdades van más allá de lo que la administración considera como cierto.
Así que tengo que decir: "Tengo una hija que tiene cuatro años y tuve un hijo que murió hace dos años y ahora estoy esperando a Número 3."
Y Número 3 se hace esperar.
Mi estimada esposa dice que con cada día que pasa se pone más nerviosa, es más consciente de que en cualquier momento el teléfono sonará y tendremos niño/a.
Yo, sin embargo, cada día estoy más tranquila.
En diciembre estaba convencida de que habría niño/a antes de tres o cuatro meses. Tenía una sensación de "niño/a inminente".
Ahora la sensación que tengo es que vamos a tardar años.
Pero, en realidad, nunca se sabe.
En cualquier momento sonará el teléfono y volveremos a ser madres.
Estoy deseando verle la cara y conocer su nombre.