jueves, 27 de septiembre de 2007

Nos casamos

Cuando ya habíamos perdido la esperanza, después de un año y medio de papeleo, por fin tenemos fecha para la boda.

Nos casamos el día 3 de diciembre.

Y que vivan las novias.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Nuestro ofrecimiento

Después de mucho debatir, hablar con gente, buscar información y pasar largos periodos de silencio pensando, hemos decidido empezar con un ofrecimiento bastante reducido y ampliarlo más adelante si vemos que no hay niños disponibles que se ajusten a él.

En estos momentos nuestro ofrecimiento es para un niño o niña invidente o con una discapacidad visual o un niño o niña con una discapacidad motora que no llegue a la silla de ruedas. Además, no queremos que tenga retraso mental o que se piense que pueda tenerlo en el futuro.

Es difícil definir un ofrecimiento. Una tendría tendencia a decir "que sea lo que Dios quiera", adopto al niño que me asignen sea como sea con los ojos cerrados. Si se piensa, así es en la maternidad biológica. Una espera que la criatura llegue sana, pero puede pasar cualquier cosa. Conozco a los parejas heterosexuales a los que les pasó "cualquier cosa": una tuvo un niño con Síndrome de Down. Era su primer hijo, la niña siguiente no tenía el Síndrome. La otra pareja, también joven y sana, tuvo un niño con acondroplasia. De nuevo era su primer hijo, la siguiente no tiene acondroplasia.

Y sin embargo, cuando adoptamos tenemos elección, o al menos así nos lo parece. En primer lugar, podemos optar por la adopción "normal", es decir, de niños aparentemente sanos y sin discapacidad o la "especial", es decir, de niños que no pueden optar a estar en la lista "normal" o que estuvieron pero salieron despedidos de ella. También podemos elegir adoptar en el extranjero y así elegimos raza, sexo y probabilidades de salud e incluso personalidad (o así lo creemos). El mundo de la adopción está lleno de este tipo de prejuicios, que si las niñas de China son supervivientes natas, que si los niños del este son rubitos pero vienen "muy mal", etc.

Creo que, hasta cierto punto, es bueno que las familias adoptantes tengan opciones. No me gustaría que se asignara un niño negro a una familia racista, así que en principio parece bueno que las familias puedan elegir la raza de los niños que van a adoptar. Pero por otra parte, no nos permiten elegir el sexo de nuestros hijos, independientemente de si somos machistas o no. Parece que en la adopción está permitido ser racista pero no machista. Creo que esto refleja muy bien el nivel de concienciación, respeto y tolerancia que existe hoy en España.

Por otro lado, hay actitudes que sorprenden e indignan. La trabajadora social nos preguntó si estaríamos dispuestas a adoptar un niño o niña con diabetes. ¿Diabetes? Tuviemos que preguntarle si se refería "a eso del azúcar en la sangre". Y nos confirmó que sí. Nos quedamos alucinadas. ¿Cómo es posible que los niños con diabetes no estén en las adopciones "normales"?

Esto me lleva al asunto de la pijería en la adopción. Hay mucha y es muy evidente. Lo primero que me sorprendió cuando empecé mi primera adopción fue la actitud de "ir de compras" que tenía la gente en los foros al empezar a andar el camino de la adopción. Básicamente la gente se apuntaba al foro y en su primer mensaje decía algo tipo "¿Y los niños en Rusia cómo están? ¿Hay bebés? ¿Están sanos? ¿Cuánto se tarda? ¿Cuánto cuesta?" No quiero que se me interprete mal. Todos estos datos, estado de salud y edad de los niños, tiempos de espera y dinero necesario para el papeleo, son importantes para las familias. También lo fueron para mí. Pero lo me que chocaba era la actitud, la forma de hacer las preguntas. Parecía que restaban preguntando por el estado y el precio de los puerros en el Hipercor.

Esta pijería también se ve las actitudes de la gente hacia la adopción nacional. Cuando le dices a alguien que estás intentando adoptar, lo primero que te preguntan es que dónde adoptas, es decir a qué país vas a ir. Cuando les dices que vas a adoptar aquí. Te dicen que qué bien, que vas a tener un niño español. Bueno, en primer lugar, todos los niños adoptados por españoles son españoles, así que mi hijo o hija será español lo adopte donde lo adopte. Y segundo, si con eso quieren decir que la familia biológica del niño o niña será de origen español " de toda la vida", se equivocan: la mayoría de los niños que se adoptan en España hoy son de padres de origen extranjero. Lo siguiente que te dicen es que pensaban que en España sólo había niños "con problemas". Aquí es cuando pones la sonrisa crispada y empiezas a intentar aclarar conceptos.

Bueno, y entonces, ¿cómo definir un ofrecimiento de adopción sin caer en el esnobismo o la discriminación? Creo que es imposible. Siempre que se define el ofrecimiento se discrimina a los niños que no están incluidos en él. Una tiene que ver su vida, su energía, sus conocimientos, su capacidad y delimitar en qué tipo de "problemas" está dispuesta a meterse de forma voluntaria y con alegría. Y quiero matizar: cuando digo "problemas" no me refiero a los que pueda tener o dar el niño por el hecho de ser como es, sino a los que impone el entorno y los prejuicios y discriminaciones de la sociedad a las personas que no se ajustan a su modelo de "persona válida" y a sus familias. Y cuando digo "metese voluntariamente y con alegría" me refiero exactamente a eso, es decir, que a una le puede "tocar" un niño enfermo o con una discapacidad lo tenga como lo tenga, embarazándose con esperma de un premio nobel o adoptándolo en el país más problemático del mundo, pero inevitablemente habrá un periodo de duelo ante la pérdida del niño perfecto que se había imaginado. Pero cuando una define un ofrecimiento "de necesidades especiales", una tiene que preguntarse, en mi opinión: ¿Qué tipo de niño puedo adoptar yo sin hacer ese duelo? ¿Qué tipo de discapacidad puedo aceptar yo desde el primer momento, porque no me asusta, porque me parece familiar, porque no tengo prejuicios sobre ella?

Y así es como hemos llegado a nuestro ofrecimiento tal y como lo he definido hoy.

Somos conscientes de que es un ofrecimiento muy limitado y que probablemente tardemos años en que recibir *la* llamada de la Comunidad de Madrid. Pero no tenemos prisa. Si en algún momento nos entra la prisa, sabemos que podemos ampliar el ofrecimiento.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Mi hija se define

Esta es una conversación que tuve con mi hija de 3 años este verano. Mi hija es "una mezcla de razas", vete tú a saber lo que eso significa.

-Mamá, yo soy negra.
-Umm... yo te veo más bien color canela.
-Sí, soy color canela, pero soy NEGRA.
-¿Tú quieres ser negra?
-Sí.
-Muy bien, pues eres negra.

Es la primera vez que se define racialmente. Llevamos mucho tiempo clasificando a la gente: por su color de piel, por su tipo de pelo, por la presencia de pene o vulva en su cuerpo, etc. Pero esta es la primera vez que distingue el color de la piel y la raza como concepto propio. Que yo sepa nadie le ha dicho que es negra ni ha tenido una conversación sobre la raza con nadie. Creo que ha llegado a entender el concepto ella sola, escuchando a su alrededor. Y como no ve la tele, eso significa que ha estado escuchándonos a nosotras y a nuestros amigos y familiares. Me admira que esté tan alerta a este tipo de cosas, aunque no me sorprende. Yo no fui consciente de que existían otras razas hasta que salí de España a los 9 años, pero ella no sólo está en contacto con personas de "otras razas", sino que al no ser "blanca" recibe constantemente mensajes explícitos e implícitos sobre su diferencia. Mi chica lista no ha tardado nada en identificar cual es esa diferencia.

En muchos sentidos, ser madre es acompañar a una persona por caminos que son nuevos para tí, pero si eres madre por adopción (y tú misma no fuiste adoptada), esos caminos son todavía más desconocidos. Yo tengo que acompañar a mi hija por su vida como niña adoptada y como niña de "otra raza", es decir de una raza diferente a la que domina en los medios de comunicación y en el imaginario de este país. Creo que para ser buenas acompañantes, tenemos que comprender que nuestros hijos son los expertos en esas vivencias que nosotras no hemos tenido. Por eso, si mi hija, la experta en razas, dice que es negra, poco importa lo que yo piense o la poca importancia que yo pueda dar a su color, o los comentarios de la gente que creen echarle piropos cuando dicen que "podría ser española" (que, por cierto, lo es), lo que importa por encima de todo es lo que ella diga.

Si mi hija dice que es negra, tendrá sus razones.